Te he visto callar siempre cuando algo no te parecía, sé que callabas por no contrariar, por no caer en la discusión, y siempre sé que querías defenderte, pero siempre callabas ya sea por temor o por amor, pero siempre callabas y yo sólo te miraba y nunca te decía nada.
Recuerdo que solías ser alegre, aunque por dentro buscabas ser más feliz, recuerdo que te gustaba sonreír, ver, admirar, mas no recuerdo cuando empezaste a dejar de hacer eso, quizás me falla la memoria, si, quizás sea eso el porqué no lo recuerdo.
Yo te hablé al oído cuando tu querías escuchar algo, te hablaba cuando no querías escuchar, pero aún así siempre me escuchabas y por dentro de ti ansiabas, y mucho, que yo siempre estuviera cerca de ti, porque recuerda que siempre estoy en tus recuerdos, aunque siempre buscas apagarme y yo a veces te lo permito y otras no. Te dejo vivir, te dejo buscar algo que tú sólo sabes qué es, y cuando vivas y tengas lo que buscas, yo te hablaré quedito; para no perturbarte.
Atentamente
Tu conciencia
Miguel Ángel Bayardo
Una carta sin figura