miércoles, 30 de enero de 2013

Claramente clara mente




Y sé de sobra que no va a ser fácil.

domingo, 27 de enero de 2013

Amén, otra vez


Te odio, dios;
te odio como si existieras.

El fin del romance

viernes, 25 de enero de 2013

Llueve


Llueve. De nuevo. 
Ha estado lloviendo todo el día, desde la mañana. Ha sido una mezcla entre lluvia intensa y pertinaz. Me encanta respirar el aire limpio que se mezcla con las gotas que rebotan en la barandilla del balcón. Saben a limpio, como tú. A medio día el cielo estaba oscuro como si alguien lo hubiera cubierto con una lona y el mundo entero se teñía de una pegajosa humedad. Aún siento tus labios sobre los mios. Aún puedo respirarte en mis dedos. En mi lengua. Pero no se lo digas a nadie. Shhhhh.

jueves, 24 de enero de 2013

Fin del mundo



El fin del mundo eres tú, le dice. Lo sé cuando me miras con esos ojos tuyos. Lo sé por tu forma de moverte cuando hacemos el amor. Lo sé cuando me despierto en mitad de la noche y te observo dormir. Sé entonces que el fin del mundo es una realidad, pues después de ti no podrá haber nada.

miércoles, 23 de enero de 2013

Sin más



Hace frío...
... hoy necesito de tus mentiras

jueves, 17 de enero de 2013

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Una vida -cualquiera- se resume en una serie de acontecimientos especiales, de puntos y aparte. Puntos que, por más tiempo que transcurra, permanecen intactos en la memoria, remanentes hasta el mismo día en que nos alcanza la muerte.
Si deseamos que aparezcan, basta con pararse a pensar en todo lo que uno ha hecho durante toda su vida (o en lo que no ha hecho) y la sucesión de esas imágenes, difusas en la mente, son el unir los puntos de nuestra existencia.
No suelen ser hechos transcendentes, sino simples momentos tan insignificantes para cualquier otra persona como especiales para uno mismo: el primer "te quiero", la muerte de un familiar o la muerte de un ser querido, la frontera que traza el primer "usted", el temblor de piernas incontrolable tras un accidente, las noches pasadas en un hospital prometiendo cosas a un dios que después olvidas, el primer beso en los labios o el primer beso en la boca -nunca es lo mismo-, la peor discusión con tu mejor amigo, ver tempranear al sol, la cicatriz más grande de tu cuerpo, el brotar de una vida, las noches en casa de los abuelos, descubrir que una pesadilla ha sido una pesadilla o la primera vez que comprendes que siempre que alguien quiere comprar hay alguien que, al final, vende.
Eloy Moreno
El bolígrafo de gel verde