Estoy cansada.
Este último año he estado cansada cada uno de sus días.
Pero si este cansacio crónico no me ha parado antes, tampoco lo hará ahora. Ahora que quiero escribirte. Porque tal día como hoy, hace exactamente un año, me estrenaba en la aventura de la bimaternidad. Hace 12 meses, nos veíamos las caras por primera vez, mi reina. Al tiempo que lo escribo, trato de asimilarlo, porque a mi aún me parece como si apenas hubieran pasado unos pocos meses desde aquel día. Lo cierto es que tiempo vuela, por más que yo muchas veces quiera detenerlo unos instantes o, al menos, ralentizarlo ligeramente.
He de confesar que contigo las cosas son casi siempre son muy distintas a como las imaginaba:
Porque aunque había oído muchas veces que cuando nace tu segundo hij@ tu amor se multiplica hacia ambos, me costaba imaginarlo, me costaba creer que yo pudiera ser capaz de querer a alguien tanto como he querido a tu hermana siempre.
Y desde hace 12 meses, soy testigo de ello cada día, se puede hacer y es maravilloso. Nos lo has puesto a tod@s muy fácil, eres un regalo.
Porque, si bien tenía la certeza de que un hermano es el mejor regalo que se le puede dar a un hijo, a veces tenía miedo de cómo serían las cosas cuando tú llegaras a esta casa. Sin embargo, desde hace 12 meses, cada vez que veo como se iluminan tus ojos al ver a tu hermana, a mi se me ensancha el corazón y recuerdo que, como un hermano, no hay nada en el mundo.
Porque, aunque dormir se ha convertido en misión imposible, los días de risas, juegos, saltos en la cama, bailes y canciones, gritos por la casa se han multiplicado y hacen que cada día valga mucho la pena estar tan agotada.
Me gusta veros crecer juntas, C es un verdadero tesoro de hermana mayor y tú un verdadero tesoro de hermana menor. Tenéis, mucha, mucha suerte pequeñas, os lo aseguro.