Que se puede querer a los de siempre, a los nuevos, a mi familia (y a la suya), a quién le cuentas los secretos y con quién compartes las noches del viernes, las tardes de domingo o las bolsas de gominolas. Con quién duermes la siesta, te ríes o regañas.
Claro no es la misma forma, pero sí es la misma intensidad.
No sé si lo entiendes.
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