Volví a subirme a un columpio sólo por recordar la sensación que recorre mi estómago cuando llega el momento en el que voy tan rápido que parece que voy a despegar, cuando me balanceo adelante y atrás y alcanzo un punto donde la física deja de sostenerme y la fuerza de la gravedad parece dejar de ejercer su atracción.
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