Qué pena haber perdido tantas tardes de fútbol contigo
La mayoría de las veces no me apetece hablarte, ni siquiera escucharte. Hace tiempo que tú y yo no jugamos el mismo partido, puede que ya ni juguemos en el mismo equipo. Creo que todo cambió el día que me dijiste que tú no esperabas nada de mí.
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