miércoles, 22 de septiembre de 2010

Este sabor de lágrimas


Gris y más gris. 
No estás, y yo estoy triste
de una tristeza apenas explicable con palabras, 

y de una imperturbable soledad, 
que por ti nace y existe.

Siempre de gris, mi corazón se viste:
polvo y humo, ceniza abominable,
y la envolvente bruma irrenunciable que estaba ayer. 

Y hoy. Y que persiste.

Gris a mi alrededor. Contra mi mano
la nube espesa se va abriendo en vano
porque el fuego que soy, no está encendido
y hay niebla en lo que miro y lo que toco.
 

Ah, yo no sé... Tal vez te odio un poco
porque está gris, y llueve, y no has venido.


Julia Prilutzky

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