Me parece que fue ayer cuando la tenía recién nacida entre mis brazos y el recuerdo de ese bebé que fue perdura en mi retina y en mis sentimientos hacia ella.
Siempre he dicho y no me canso de repetirlo, que es una niña mágica. Su dulzura, su sonrisa constante, sus abrazos y sus escasos besos, me hacen muy feliz. Mi niña mágica se hace mayor.
Pienso en ella en el futuro lejos de mi, pero volviendo con nosotros cuando nos vea en horas bajas. La imagino siempre con un sí en la boca para los amigos, con un abrazo cálido para el que la necesite, con unas ganas inmensas de disfrutar de las cosas buenas que tiene la vida.
Pienso en ella en el futuro lejos de mi, pero volviendo con nosotros cuando nos vea en horas bajas. La imagino siempre con un sí en la boca para los amigos, con un abrazo cálido para el que la necesite, con unas ganas inmensas de disfrutar de las cosas buenas que tiene la vida.
Mi niña mágica es querida y apreciada en todos los entornos donde se ha movido. Se me cae la baba. Y deseo que siga siendo siempre tan feliz y que sepa irradiar esa felicidad como lo hace ahora con la inocencia de su corta edad.
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