miércoles, 17 de febrero de 2010

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Tus hijos no son tus hijos, son hijos
e hijas de la vida, deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti,
y aunque estén contigo, no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos
pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas,
porque ellas viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar, ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero
no procures hacerlos semejantes a ti,
porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación en tu mano
de arquero, sea para la felicidad.

Kahlil Gibran

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no me cansare de decir lo mucho que me gusta este blog.
tan sencillo... tan verdad...

Patricia dijo...

... y yo te daré las gracias cada vez que lo hagas; y la bienvenida cada vez que quieras volver por aquí