Prefiero besar el duro suelo veinte veces para llegar una sola vez a lo más alto, a escalar poco a poco, sin caer nunca, pero sin llegar jamás a la cima.
Prefiero que me duela a que me traspase,
que me haga daño a que me ignore.
Prefiero una cadena a un bozal
Prefiero sentir.
Prefiero una noche oscura y bella, sucia y hermosa a un montón de días claros que no me digan nada.
Prefiero quedarme en la casa todo el día pensando en mi vida a levantarme para pensar en la de otros...
Prefiero un gato a un perro. Porque el gato te araña, es infiel, te ignora, se escapa, pero sabes que a pesar de todo, no podría vivir sin ti.
Prefiero el mar a la montaña.
La vida es una noche tumbado en la playa, mirando las estrellas sin verlas, soñando despierto, dejando que la arena se cuele entre los dedos de mis pies.
Y la noche, siempre la noche.
La noche es mágica.
Me hace vivir, no pensar. Me pone en movimiento.
Rompe mis esquemas.
Prefiero las noches frescas de verano, andar con poca ropa, sentarme en el suelo y meterme algo de vida en el cuerpo.
La mañana me sabe a dolor de cabeza. Me da sueño.
Me quita las ganas de hablar. Me recuerda que soy mortal.
Me recuerda que soy normal.
La noche me hace único.
Prefiero el color de la sangre y el de la gris niebla que difumina las cosas.
Si sabe que prefiero el frío cuero, ¿por qué se viste con el traje de terciopelo? Se me escurre entre los dedos…
Prefiero experimentar las cosas, aunque me hagan mal. Aunque me hiervan la sangre.
Prefiero probarlo todo a morirme sin saber lo que me gusta.
Y, más que nada, prefiero la vida que dan sus besos de caramelo y la suave caricia de su piel caliente.
Prefiero que me duela a que me traspase,
que me haga daño a que me ignore.
Prefiero una cadena a un bozal
Prefiero sentir.
Prefiero una noche oscura y bella, sucia y hermosa a un montón de días claros que no me digan nada.
Prefiero quedarme en la casa todo el día pensando en mi vida a levantarme para pensar en la de otros...
Prefiero un gato a un perro. Porque el gato te araña, es infiel, te ignora, se escapa, pero sabes que a pesar de todo, no podría vivir sin ti.
Prefiero el mar a la montaña.
La vida es una noche tumbado en la playa, mirando las estrellas sin verlas, soñando despierto, dejando que la arena se cuele entre los dedos de mis pies.
Y la noche, siempre la noche.
La noche es mágica.
Me hace vivir, no pensar. Me pone en movimiento.
Rompe mis esquemas.
Prefiero las noches frescas de verano, andar con poca ropa, sentarme en el suelo y meterme algo de vida en el cuerpo.
La mañana me sabe a dolor de cabeza. Me da sueño.
Me quita las ganas de hablar. Me recuerda que soy mortal.
Me recuerda que soy normal.
La noche me hace único.
Prefiero el color de la sangre y el de la gris niebla que difumina las cosas.
Si sabe que prefiero el frío cuero, ¿por qué se viste con el traje de terciopelo? Se me escurre entre los dedos…
Prefiero experimentar las cosas, aunque me hagan mal. Aunque me hiervan la sangre.
Prefiero probarlo todo a morirme sin saber lo que me gusta.
Y, más que nada, prefiero la vida que dan sus besos de caramelo y la suave caricia de su piel caliente.
Daniel Valdés
Báilame el agua
Báilame el agua
1 comentario:
lo caotico, lo optimista, la filosofia de vida basada en la fe ciega, la humildad y la predisposicion a aprender siempre y a no verse superado jamas por ninguna circunstancia... subir y caer, mejor que no subir nunca...
adoro esta entrada y todo lo que representa, lo que me hace sentir...
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