Si la noche se me echa encima, tú eres mi luz encendida.
Si el oleaje golpea el casco de mi vida, tú eres el faro que me guía a casa.
Si el desaliento me persigue, tú consigues insuflarme el oxígeno que me hace falta.
Eres lo que necesito para seguir adelante, quien me saca una sonrisa cuando la tristeza y la melancolía conviven conmigo.
Gracias por permanecer viva a mi lado y por trasmitirme esas ganas de querer compartir conmigo parte de tu vida.
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