Cuando somos niños, nuestro mundo es muy pequeño, compacto; nuestra nómina de verdaderos afectos es limitada, se reduce a la familia.
A medida que crecemos aparecen personas que entran en nuestras vidas para aumentar la lista de añoranzas y en muchos momentos es imposible no echar de menos a alguien, a alguien a quien queremos, a quien necesitamos. A alguien que está lejos.
¡¡ Wellcome home!!
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