domingo, 9 de marzo de 2008

Historias



Las historias nunca terminan por completo, nos acompañan como un regalo o un castigo, pero no se desvanecen como la niebla; nos persiguen por los caminos de la memoria, se transforman en fantasmas traslúcidos que aparecen en momentos poco oportunos. Hay que aprender a vivir con ellos.
Apaciguados sus fuegos, se tiene que saber mirar adelante.
Las obsesiones nos matan, cuando conseguimos apaciguarlas nos convertimos en supervivientes.

María de la Pau Janer


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