A veces, muy pocas, durante unos instantes, consigues parar y escapar de todo.
Tu vida se queda aparte, y te vas de viaje sin maletas a un mundo paralelo, donde todo está mejor y eres la reina del baile de graduación. Cuando estás allí te sientes tan cómodo, que no quieres volver a la realidad. Pero es inevitable, tienes qué volver y, cuando te das cuenta, corres el riesgo de que el mundo paralelo se convierta en pompas de jabón que estallan y te despiertas emocionalmente desnudo, en tu mundo real, indefenso.
Tu vida se queda aparte, y te vas de viaje sin maletas a un mundo paralelo, donde todo está mejor y eres la reina del baile de graduación. Cuando estás allí te sientes tan cómodo, que no quieres volver a la realidad. Pero es inevitable, tienes qué volver y, cuando te das cuenta, corres el riesgo de que el mundo paralelo se convierta en pompas de jabón que estallan y te despiertas emocionalmente desnudo, en tu mundo real, indefenso.
No puedes quedarte en medio de los dos mundos. Echas a la lavadora tu traje de reina del baile de graduación, y sales a la calle a comerte el mundo, tu propio mundo.
Si vienen a tu mente recuerdos del mundo paralelo, no puedes evitar sonreír.
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