Hay días en los que mi voz no me llega y son mis manos las que hablan por mí;
Hay días en los que mi voz tronaría y son mis manos las que calman el temporal;
Hay días en los que desearía que mi voz me expresase, pero entiendo que no es así y que mi voz interior es, casi siempre, mucho más grande que mis respuestas;
Hay días en los que todo lo que digo se malinterpreta;
Hay otros en los que lo que digo es sólo una pequeña parte de lo que quiero decir;
Hay días en los que mis palabras se me quedan pequeñas y son mis manos quienes me vuelven a hacer grande;
Pero todos los días soy sincera, desde mis manos o desde mi voz...
... y no todo el mundo puede decir lo mismo.
Reconozco que me suelo arrepentir más de las palabras que dice mi voz que de las que dicen mis manos.
3 comentarios:
¡Cuánta verdad!
¿cuánta?..nunca la suficiente, fini
vaya!! parece que lo he escrito yo!! aunque se nota que no porque yo no escribo tan bien.
Bicos desde O Temple
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